En un universo alternativo, las realidades se seguirán sacudiendo al ritmo de versos crudos y auténticos.

Siempre pienso como sería el Grunge hoy si Kurt seguiría en este mundo, cómo sería el Reggae si Bob Marley aún moviera sus dreadlocks en tarima...

Y por supuesto, me lleva a pensar; cómo sería Canserbero, en este presente.

Para mí; 

Si Canserbero estuviera vivo en esta era de pura paja y webonadas, seguiría siendo el antihéroe que nadie merece pero que todos necesitan. En un mundo donde los likes valen más que la dignidad y los influencers son profetas de lo banal, Tyrone se cagaría en la superficialidad de esta generación, como el mensajero de verdades crudas, con letras afiladas como cuchillas, cortando a través del velo de la falsedad.

Imagínate al Can navegando en las aguas turbias de las redes sociales, viendo a los carajitos vendiendo su alma por un seguidor más. Se volvería loco con los autoproclamados gurús de la autoayuda, que no son más que unos jalabolas con slogans huecos. Sus letras serían bombas molotov lanzadas desde su guarimba, incendiando la hipocresía de los que pretenden ser lo que no son.

"Dónde está tu conciencia?", gritaría a través de sus rimas, retumbando en los oídos de una generación adormecida por el brillo de las pantallas.

Frente a la maldad institucionalizada y la injusticia cotidiana, sería aún el guerrero solitario, un Quijote moderno luchando contra molinos de viento que llevan corbatas y se esconden detrás de leyes injustas. Tyron sería el malandro de las palabras, el que con su lírica desenmascararía las trampas de un sistema que solo jode y oprime a los más débiles mientras enriquece a los que ya tienen demasiado.

Canserbero seguiría siendo el chamo de los barrios, el pana de los olvidados. Apuesto que no se dejaría comprar por el billete fácil ni por los aplausos de los enchufados. Con su música, sería el pepazo en la conciencia de una sociedad que prefiere mirar para otro lado antes de enfrentar sus propias sombras.

En cada concierto, cada freestyle, cada verso, retumbaría su lucha contra la hipocresía y la injusticia, resonando en los oídos de los que aún creen en un cambio verdadero.

En este mundo donde la gente se preocupa más por cómo se ve que por quién es, Canserbero sería el espejo que refleja las verdades incómodas. "Despierta, que la vida no es un selfie", gritaría invitando a todos a mirar más allá de las pantallas y a conectarse con la realidad de una manera más profunda y honesta.

En fin, Canserbero en esta era seguiría siendo el poeta maldito, incomprendido por muchos, temido por quienes tienen algo que ocultar. Su música seguiría siendo un refugio para los inconformes, un faro para los que buscan la verdad en medio de la oscuridad. Con su poesía, aún encendería fuegos en los corazones de aquellos que aún creen en la posibilidad de un mundo mejor, de una revolución que empiece desde adentro, desde el alma.

All We Need... Is Love.